febrero 2024

Las dos Europas: los contrastes de la transición energética en el continente

Durante el último cuatrimestre de 2023, la energía eólica superó por primera vez al carbón como principal fuente de generación eléctrica al conjunto global de Europa. Con 193 terawatts/hora, la producción proveniente del viento supuso un 20% más que la correspondiente al mismo periodo del año anterior.

Este logro constituye un hito importante en el sector, atendido el contraste en las fuentes de generación de electricidad de los diferentes países europeos. Si bien a estados como España, Portugal, los Países Bajos o Noruega las energías renovables representan entre el 70 y el 100% de la producción; otros como Polonia, Moldavia o Turquía dependen mayoritariamente del gas y del carbón. Una clara diferencia en que juegan un papel más importante fuentes como la solar, la nuclear o la hidroeléctrica, puesto que el porcentaje de producción de la energía eólica se muestra bastante uniforme en todo el continente.

Si mesuramos la huella de carbono conjunta de la producción eléctrica de cada país europeo, podemos distinguir fácilmente tres grandes regiones: Europa occidental y septentrional, donde predominan las fuentes renovables; Europa central y oriental, donde los combustibles fósiles son responsables de la mayor parte de la generación; y las islas, donde los altos porcentajes de producción no renovable contrastan con los territorios continentales de que forman parte.


Las regiones y países que destacan

Malgrat estas clasificaciones generales, hay países que destacan en cada una de las categorías: en la Europa occidental y septentrional la tendencia es la predominancia del viento, la energía solar y la hidroeléctrica, a pesar de que en Francia la nuclear representa un 63% de media de la producción eléctrica durante todo el día. Este porcentaje no ha sufrido muchos cambios con el paso de los años: el 2017, las centrales nucleares francesas aportaban alrededor del 70% de la generación total del país.

En cuanto a la Europa central y oriental, Polonia se mantiene, año tras año, como referente en la producción eléctrica mediante el carbón, solo superado por Kosovo. Entre el 2017 y el 2023, pero, la explotación de esta fuente de energía se ha reducido, casi, 20 puntos porcentuales: del 82 al 63%. Esta disminución, a banda, se verá acelerada los próximos años a raíz del anuncio del gobierno, este mes de enero pasado, de cerrar las minas hacia el 2049, una decisión similar a la que tomó el gobierno finlandés el 2018, en este caso con previsión de cierre para el 2029. Si bien el estado polaco continúa como principal consumidor de carbón para la electricidad, Alemania e Italia lo superan en términos de emisiones totales anuales.

Finalmente, encontramos el caso particular de los territorios insulares europeos, la mayoría de ellos pertenecientes a estados con la mayor parte del territorio ubicado al continente. El 2023, las Islas Canarias de La Palma, La Gomera, Fuerteventura, Lanzarote y Tenerife, que dependen en un 80% de media del aceite para la producción eléctrica, fueron las regiones con más huella de carbono del mundo, ocupando las últimas plazas del ranking de 218 territorios en todo el planeta.

Una situación similar a la que se produce al conjunto de las Islas Baleares (en destacado, Menorca), Córcega y Cerdeña, destacando mucho por encima del global de huella de carbono del resto del territorio del estado de que forman parte.


La estrategia común europea: 90% de energía de origen renovable el 2040

Este febrero, la Comisión Europea presentará la primera estrategia climática comunitaria para el 2040, que, según los borradores ya elaborados, se propondrá reducir en un 80% el uso de combustibles fósiles para la producción energética respecto a los valores de 1990. Esta estrategia responde a la necesidad de llenar el vacío entre los objetivos ya aprobados de cortar las emisiones limpias en un 50% para el 2030 y lograr la neutralidad climática el 2050.

Este mismo documento, todavía no presentado, propone que el sector eléctrico aumente el uso de fuentes de energía renovables hasta que, el 2040, el 90% de la energía de la Unión Europea sea de emisiones cero el 2040, en detrimento de aquellas fuentes que producen dióxido de carbono.

El corte del uso de fuentes no renovables requerirá que el carbón se elimine por completo de la producción de electricidad a Europa, mientras que la mayoría de reservas de combustibles fósiles (el 60%) se destine a los vehículos de motor, la náutica y la aviación.


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